 El incendio que tuvo lugar en Moratalla en 1994 devastó una superficie de 27.400 ha, afectando a una zona de alto valor ecológico. Hasta la fecha, se puede considerar como la mayor catástrofe ecológica que ha tenido lugar en la Región de Murcia, que junto a las 600 ha calcinadas en el incendio de Calasparra de 1991 suponen un 5% de la superficie forestal de la misma. Las consecuencias de estos incendios fueron innumerables: reducción de superficie arbolada, pérdida de diversidad biológica, agudización de los fenómenos erosivos en el suelo, pérdidas de rentas complementarias en las familias de la zona (productos del monte y turismo), etc. Para recuperar la zona, se elaboró el Plan de Restauración de zonas incendiadas de la Comarca del Noroeste de Murcia (2002), que tenía como actuaciones prioritarias la mejora de la vegetación surgida tras los siniestros y la mejora de las infraestructuras existentes en la zona que favorecieran la rápida intervención en futuros episodios de fuego.  |